La expresión “madurez para el aprendizaje” es de uso frecuente incluso en ámbitos universitarios. Sin embargo no por ello, ni por ser muy frecuentemente usada, resulta ser una expresión acertada o útil.
Afirmaba el profesor, D. Felipe Angulo, que “maduran las frutas y hortalizas…”; las personas NO maduran, las personas desarrollan sus capacidades en forma de habilidades…
¿Quién usa de manera totalmente propia y adecuada el término “madurez”? Pues el frutero a quien compramos un melón o unos melocotones y nos pregunta si los pensamos consumir pronto. Si le indicamos que pensamos comerlo hoy, nos desaconseja llevar determinada fruta, porque “no está madura”.
El frutero nos indica que debemos esperar unos cuatro o cinco días para que la fruta esté madura, es decir en su punto óptimo de consumo.
“debemos esperar… un tiempo”
O sea, que NO DEBEMOS HACER NADA, salvo DEJAR QUE TRANSCURRAN CUATRO-CINCO DÍAS y el fruto estará listo para su consumo.
Este tipo de afirmaciones llevadas al ámbito de la educación conlleva necesariamente la segunda parte del “Consejo del Frutero”: no hagamos nada con el niño, simplemente dejemos que pase el tempo.
Lo que la experiencia nos ha demostrado durante años es que cuando un niño tiene un retraso en el aprendizaje de ciertas habilidades: motrices, lectura, escritura, cálculo, etc., no es que esté inmaduro, es que simplemente se encuentra retrasado… en la adquisición de un nivel de habilidad, con relación a su edad y condiciones de escolarización.
Todos tenemos muy claro que algunas cosas las sabemos hacer porque hemos aprendido a hacerlas (alguien me enseñó o me ayudó a aprenderlas) y otras cosas no las sabemos porque no nos hemos puesto a aprenderlas o no hemos conseguido que alguien nos las enseñe o ayude a aprenderlas.
Las personas nacemos con ciertas capacidades básicas; sin embargo, no sabemos hacer nada. Ya podemos esperar el tiempo que queramos que si no nos enseñan y lo hacen de una manera adecuada a nuestras características nunca aprenderemos.
“La Educación es el conjunto de procedimientos diseñados y desarrollados con el uso de algunos instrumentos, de acuerdo a un ritmo y secuencia temporal determinados, que tienen como objetivo desarrollar las capacidades básicas de cada individuo, de forma tal que éste vaya adquiriendo de manera progresiva todo tipo de habilidades.”
Para que la educación sea efectiva es preciso:
- que el sujeto tenga buenas capacidades básicas (si es invidente ningún método le permitirá aprender a leer signos gráficos, pero podrá aprender a leer signos táctiles).
- que el sujeto lleve a cabo los procedimientos de aprendizaje necesarios para el logro de cada tipo de habilidad [si no estudia, no aprende]
- que el sujeto se encuentre en una situación de enseñanza, diseñada y desarrollada de acuerdo a los principios psicopedagógicos adecuados.
De este modo, los escolares pueden ir adquiriendo las habilidades a un ritmo temporal diferente, pero EN NINGÚN CASO, puede explicarse la falta de progresos en sus aprendizajes (estancarse) por una supuesta falta de maduración, siempre es por un “deficiente proceso de enseñanza-aprendizaje”.
Y ¿si el cerebro se ha desarrollado más despacio? ¿no explicaría un retraso en el desarrollo cerebral el retraso en los aprendizajes?…
Por supuesto que sí, pero “casualmente” el cerebro es el mismo para ver los dibujos animados y comprender los videojuegos que para ver el libro de lectura y comprender los procesos de escritura y de cálculo aritmético….
No existen neuronas para la lectura ni neuronas para la Wii.
Un retraso en el desarrollo cerebral sería puesto de manifiesto en un retraso absolutamente generalizado en el desarrollo del niño/a. Y esto solamente se da en unos -muy pocos- casos. En cambio el retraso en aprendizajes escolares es muy frecuente.
La explicación de cada caso requiere necesariamente valorar aptitudes (capacidades básicas), habilidades previas, comportamientos de estudio y plan psicoeducativo del aula. Es decir valorar cada caso de manera individual y contextual.
En conclusión: sobre el término madurez..
- Es un término tomado de la Botánica y allí es donde debe permanecer.
- Jamás debió formar parte ni de la Medicina (en concreto de la Neurología donde es de uso frecuente), ni de la Psicología (donde es de uso más frecuente todavía) ni de la Neuropsicología (que no es una ciencia diferente de las demás y donde alcanza el más alto grado de uso)
- Suele emplearse como excusa para no reconocer un déficit del sistema educativo y responsabilizar a la “madre naturaleza”: nadie es responsable del retraso en el aprendizaje.
- Conlleva como Plan de Acción, la ausencia de Plan de Acción; es decir suele darse a los padres o maestros el “Consejo del Frutero”: no hay que hacer nada, sólo esperar a que madure…
La experiencia nos ha demostrado que el Consejo del Frutero conlleva la pérdida de un tiempo precioso + la progresiva desmotivación o desmoralización del niño + la impaciencia de los padres o maestros por no ver llegar la madurez por ninguna parte….