Sobre este tema hay tanto escrito que desmontar los errores y los mitos en que se fundamenta tantísima mala práctica profesional resultaría un trabajo amplio y fatigoso.
No es objetivo de este espacio web desmitificar la psicomotricidad de manera concreta ni molestar u ofender a quienes trabajan convencidos de su eficacia.
Para proceder a un análisis somero de la misma deseamos exponer los puntos siguientes:
1. No es cierto que en los Centro de Rehabilitación Psicomotriz solamente se lleven a cabo actividades de este tipo. Se desarrollan programas de componentes múltiples, pero se destaca ante los familiares o los maestros la Rehabilitación Psicomotriz. Por ello, no es posible atribuir las mejoras en el rendimiento a tales prácticas pues muy bien podrían explicarse por la acción combinada de los otros componentes y la actividad normal de la escuela.
2. Durante 28 años de práctica profesional intensiva, junto a mis diversos colegas del GAC y de otros Gabinetes Psicopedagógicos, hemos atendido a escolares desde los cinco hasta los 18 años de edad con problemas de rendimiento escolar (problemas de lenguaje oral, lectoescrito, cálculo, etc..) y JAMÁS utilizamos prácticas de Rehabilitación Psicomotriz, lo que nos permite considerar, que, cuanto menos, estas prácticas no son necesarias para resolver los problemas de bajo rendimiento o fracaso escolar.
3. En ningún Congreso o Revista Científica se han aportado evidencias de la eficacia (aunque sea parcial, como la mayoría de las técnicas al uso) de estos tratamientos de mejora del esquema corporal y la psicomotricidad.
4. Prácticamente todas las publicaciones sobre este tema son absolutamente reiterativas sin realizar aportes nuevos. Ciencia o Método científico que no avanza es “muy sospechoso”.
En conclusión: La evaluación del dominio del esquema corporal y grado de habilidad motriz no es causa del bajo rendimiento o fracaso escolar en modo alguno. Lo cual no quiere decir que algunos niños no deban recibir asistencia profesional para asegurar cuanto antes un dominio de la motricidad gruesa y fina (requisito imprescindible para los aprendizajes motrices) y conocer cuanto antes el nombre que damos a las diferentes partes del cuerpo y al lugar que ocupan con respecto a un eje horizontal o vertical.